El doctor Francisco Andrés Henche continuó adelante con su gran
proyecto: la creación en 1916 de su
“Consultorio de Medicina y Cirugía e Instituto electro-radioterápico de
Talavera de la Reina”, en la Calle de Cerería número 12. Este consultorio
destaca por la adquisición de un aparato de rayos X, un tubo de Roentgen, de la
casa Prieto. Para ello tuvo que adquirir un “fábrica” de electricidad formada por un motor de combustión
con alternador trifásico de 4HP de la marca Corbella (de Barcelona), una dinamo
Siemens de 20 amperios y 110 voltios para generar la tensión continua para los
aparatos de la clínica. Después, una gran bobina de inducción (vertical, de
32cm de chispa) se encargaba de multiplicar la tensión de la dinamo en el
instante en el que el contacto cerrara el circuito, cuando se generan los rayos
X. El tubo de Roentgen es un diodo, con su ánodo y su cátodo, y necesita una
tensión de 40.000 voltios de corriente continua.
(Diario La Acción, 27 de julio de 1.918)
El doctor Henche operando, asistido por un anestesista
Al fondo, uno de los premios del Ateneo Médico Zaragozano
El esfuerzo económico de este
proyecto fue elevado, solamente el tubo costó 12.000 pesetas. También recalcará en la prensa local que es el
primer aparato de rayos X de la comarca y que su clínica de operaciones es la
más antigua de la población.
Pero su proyecto era aún más
ambicioso e incorporó un autoclave y varios
equipos médicos para electroterapia: un aparato de corrientes de alta
frecuencia y alta tensión, un aparato de corrientes galvánicas rítmicas, y un aparato
de corrientes de aire caliente y seco.
Autoclave de la época
El doctor Henche describe el autoclave en un escrito diciendo que es de tamaño grande, de 45 diámetro de caldera, chapa de cobre, manómetro y válvula de seguridad, marca Casa Prieto de Barcelona, depósito de cobre para alcohol y mechero correspondiente, con instalación completa de serpentín y tubería para agua esterilizada, que va fija a la pared.
Gracias a la colaboración del Archivo Municipal de Talavera de la Reina podemos mostrar la memoria del consultorio, que se reproduce a continuación. También quería agradecer a la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) la inclusión de esta memoria en su página web, haciéndome ver la importancia de lo redactado en la misma.
Röntgen descubrió los rayos X en 1.895, que comienza a aplicarse a la medicina dos años después; los médicos reciben excesiva radiación e incluso mueren sin saber los efectos perjudiciales de los rayos X, razón por la cual, unida a su elevado coste, no están disponibles en todas las ciudades. El aparato de rayos X del doctor Henche es el primero que se estableció en Talavera de la Reina (1915), modernizando así las instalaciones médicas al servicio de la población. Como referencia, la primera instalación de un equipos de rayos X y Electroterapia en el hospital del Niño Jesús en Madrid data del año 1.910 (puede verse en este
enlace).
En el año 1919 el doctor Henche presentó una solicitud de patente de invención para un "Nuevo procedimiento y aparato para la curación en corto plazo de las hernias inguinales, crurales y umbilicales" (Archivo Histórico Oficina Española de Patentes y Marcas, expediente 69437).
© Septimio Andrés Domínguez.
Ya se encuentran disponibles los libros del doctor Henche:
Si estás interesado en descubrir la fascinante historia del doctor Henche y su legado en la cerámica y medicina talaverana, ya se encuentran disponibles ambos libros. A través de estas páginas, te sumergirás en un viaje inolvidable a través del tiempo, explorando la riqueza histórica de Talavera de la Reina y descubriendo la pasión y dedicación de este destacado médico y artista.
Ya puedes disfrutar de estas cautivadoras historias que han sido cuidadosamente documentadas para preservar el legado del doctor Henche. Cada libro incluye varias fotografías de las clínicas del doctor y de la obra cerámica de la Casa Henche y Henche-Montemayor.
Los relatos de los hijos del doctor Henche muestran la fascinante conexión entre la cerámica de Talavera de la Reina y la medicina durante el primer tercio del siglo XX.
©Septimio Andrés Domínguez
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