Cerámica Henche en los jardines del Prado y en su Ermita

Antigua postal de los Jardines del Prado. 



  Durante la época en que el doctor Francisco Andrés Henche ejerció la medicina en Talavera de la Reina (1907-1936) y creó su Fábrica de Cerámica Henche (1919-1936), la actual Basílica de Nuestra Señora del Prado entonces se llamaba Ermita de N.S. del Prado. La denominación actual es reciente, del año 1989.

  En el año 1926 hubo un impulso por parte del Ayuntamiento de Talavera de la Reina por mejorar tanto la Ermita como los jardines del Prado, y en ambos trabajos hubo una participación de la casa de cerámica Henche.

 La iglesia de San Antón se encontraba en el interior del antiguo hospital de los Hermanos Hospitalarios, una orden religiosa que quedó suprimida en el siglo XVIII, quedando la iglesia en estado de abandono con el paso de los años. Sin embargo, el Ayuntamiento de Talavera de la Reina retiró a tiempo el mayor tesoro que guardaba la capilla y que era la azulejería talaverana del siglo XVI, con representaciones de San Antón, patrón de los animales. Estos azulejos quedaron guardados para un uso futuro.


(Pórtico de entrada de la Ermita del Prado)

El diario El Castellano del 14 de julio de 1926 informa del inicio de la colocación de los azulejos procedentes de la iglesia de San Antón en la ermita del Prado. La transcripción es la siguiente: "Para la ermita del Prado. Se está procediendo activamente a la colocación de los azulejos que existían abandonados en la ermita del Prado. Existen algunos cuadros muy artísticos, que serán después repartidos en diferentes puntos del templo."

El Castellano, 14 de julio de 1926.


Continúa informando El Castellano en su edición del 20 de agosto de 1926, donde el cronista (E. Frada Notario) relata su visita a la ermita y coincide con el albañil que está instalando los azulejos de la iglesia de San Antón. Titula "Por tierras toledanas. Un día en Talavera" y denuncia la deficiencia de los trabajos realizados por este trabajador contratado por el ayuntamiento que, sin ser un trabajador especializado, está manipulando de manera errónea un tesoro único, a su juicio (después veremos que este albañil en realidad se trata del sacristán).

El Castellano, 20 de agosto de 1926.

La transcripción del texto es la siguiente: "Con profundo dolor, por tratarse de un pueblo toledano en sus tradiciones y en su sangre, he de llamar la atención a su Ayuntamiento y con esto al pueblo todo, por el abandono y desconocimiento en que han vivido y aún viven, cerca de uno de los tesoros artísticos que posee y que abandonado, arrinconado y destrozándose, dentro de unos cajones, ha estado durante más de cuarenta años. Hoy lo está reconstruyendo una persona humilde, pero que en su alma, tosca y ruda de albañil, vive el sentimiento sublime del arte, que le hace elevarse ante el visitante de la Ermita de Nuestra Señora del Prado, a la altura que el resto del pueblo ignorado de ésto le merece. Mi corta estancia en Talavera la dividí en dos tiempos: uno, lo dediqué a solventar mis asuntos y el otro a recrear mi espíritu en la contemplación de cuanto digno de visitar hay en dicha ciudad. Allá, al fondo del parque de Nuestra Señora del Prado, se levanta la ermita que guarda la imagen del mismo nombre y que es patrona excelsa de los talaveranos, que la veneran con respeto y verdadera unción. Ante su imagen, oré unos momentos. La paz del templo solo era interrumpida por el siseo de unas devotas al ir pasando las cuentas del santo rosario, y por el ir y venir de Cecilio González, que así se llama el que está reconstruyendo la obra que hace cuatro siglos se hiciera y más de medio que la destruyera la ignorancia. La iglesia de San Antón, verdadero museo, hubo de ser destruida merced a la innata desidia de los pueblos hacia lo que tiene un valor artístico e histórico. El retablo de aquella, compuesto de cerámica talaverana del siglo XVI representa toda la Pasión y Muerte de Nuestro Señor. Más de cinco mil azulejos, que son otras tantas partes constituyentes de diversas obras artísticas, fueron abandonados en cajones, que rodando de uno a otro sitio sin aprecio alguno, anduvieron durante más de cincuenta años. Estas obras, representan, entre otras varias, un escudo de España del año 1574, reconstruido totalmente; la genealogía de Jesucristo, casi completa; las tentaciones de Nuestro Señor; presentación de Nuestro Señor a los Apóstoles; un cuadro que representa a San Antón patrocinando a los animales, y otras diversas que no podrán reconstruirse, si aun restaurándolas. Todo este tesoro artístico que se halla esparcido por el pavimento de la ermita de Nuestra Señora del Prado, es ignorado casi en absoluto del pueblo de Talavera, y lo triste es, que hasta personas cultas preguntan, de una manera desdeñosa, si aquellos "cascotes" tienen algún valor. Al parecer en la "Gaceta" el decreto-ley relativo a la defensa del tesoro artístico nacional, yo me adelanto a denunciar este de Talavera al director general de Bellas Artes, al mismo tiempo que pido al Ayuntamiento de dicho pueblo y muy especialmente al señor Arroyo, concejal delegado que por su cualidad de ceramista reconocerá su mérito, para que en nombre del pueblo recompense de una manera positiva al humilde Cecilio González, que dejó rudas faenas de la huerta, impulsado por su gran celo artístico y que está realizando la obra de reivindicación del prestigio de la cerámica talaverana, que colocará la Ermita de su excelsa patrona en el catálogo de los monumentos nacionales de nuestra patria."

La crónica anterior tiene una respuesta inmediata y en total desacuerdo por parte del mayor exponente de la cerámica talaverana: Juan Ruiz de Luna. El diario El Castellano del 24 de agosto de 1926 titula "Comunicado. Comentarios a un artículo."

Diario El Castellano, 24 de agosto de 1926.


La transcripción del comunicado de Ruiz de Luna es la siguiente: "Es el caso, señor director, que en el número de su diario correspondiente al día 20 del actual, y con el título de "Un día en Talavera", publica don E. Prada Notario unas impresiones de su visita a este pueblo, las que, a juicio mío, en nada favorecen a la verdad. Todos los azulejos, colocados y sin colocar, que en la actualidad se encuentran en la Ermita del Prado, a excepción de los zócalos de las dos naves y el de la sacristía, son procedentes de iglesias que hoy no existen. Ya nos habla el señor Prada de un retablo que estuvo en la desaparecida iglesia de San Antón; lo que no dice es que este retablo se colocó en el lugar que hoy ocupa hace más de cuarenta años, lo cual demuestra que ya por aquel tiempo no eran tantos el desconocimiento e incultura de los talaveranos... Y... para qué seguir, si el señor Prada nos lo aclara todo. Dice que ha visto un retablo (refiriéndose al de San Antón), que representa toda la Pasión y Muerte de Nuestro Señor; y dice también que más de cinco mil azulejos fueron "abandonados" en cajones. Estos azulejos, guardados bajo llave desde que se colocaron los del gran lienzo ya mencionado, han sido exageradamente respetados por todas las Corporaciones municipales y por todos los mayordomos de la ermita; y digo exageradamente respetados, por no haber querido ninguna de estas entidades que fueran examinados, por temor a incurrir en responsabilidad... Temor pueril, pero que demuestra bien a las claras una estimación muy distante de ignorancia y desprecio de lo que el señor Prada llama "tesoro artístico". Yo creo, señor director, que nunca pudo ser menos oportunos un comentario y una denuncia al director general de Bellas Artes, que los de este señor Prada pretendiendo haber descubierto un "tesoro artístico, abandonado" por un pueblo que, según él, "hasta las personas cultas preguntan de una manera desdeñosa, si aquellos "cascotes" tienen algún valor". Esto pudo ocurrir en los tiempos que, ni en Talavera, ni en ninguna parte de daba importancia a la cerámica, hierros, tallas, ni a nada; pero hoy se han puesto las cosas de tal modo, que a todo se le supone un valor superior, en la mayoría de los casos, al que realmente tienen. Es más; hoy son muchos los buenos y desinteresados amadores de nuestras tradiciones que, bien documentados, vigilan todo movimiento relacionado con el Arte. Claro está que a éstos no hay que temerlos; no así a los que, como en el caso presente, sabiendo que hablar de arte es de personas distinguidas, lanzan a los cuatro vientos los productos de su portentosa imaginación: estos son los peligrosos. Perdone el señor Prada si insisto en motejar de inoportunos sus comentarios, porque el mismo que le informó de la procedencia de estos azulejos y otros detalles, le diría también que la actual corporación municipal había tomado el acuerdo de sacar de las cajas estos azulejos para ver si encontraba alguna composición completa que pudiera colocarse en la Ermita; y lo que estuviera incompleto, guardarlo nuevamente en las cajas hasta que, circunstancias favorables hicieran factible y viable su restauración. Nada quiero decir de las alabanzas del señor Prada al modesto albañil y sacristán de la Ermita de la Virgen, Cecilio González, que, por mandato del Ayuntamiento, está encargado de la operación mecánica de casar estos azulejos; alabanzas que nada favorecen a este humilde obrero, ya que sólo están hechas para que sirvan de contraste con la incultura del pueblo de Talavera; claro está, que en algo había de apoyar su artículo el tal repetido señor Prada."

Debido a la crítica anterior, el Ayuntamiento saca a concurso las obras para colocar en el pórtico de entrada de la ermita del Prado parte de los azulejos rescatados de la iglesia de San Antón. El diario El Castellano del 28 de octubre de 1926 publica en la crónica de la "Vida Municipal" el siguiente acuerdo: "También propone el señor Brea la colocación de los azulejos que han sido recompuestos en la ermita de la Virgen del Prado, y el señor Moro, a propósito de ello, opina que debe sacarse a concurso la fabricación de los de repetición, que son precisos para tal colocación. El señor Villarroel opina que no debe hacerse ahora esta obra, por su coste elevado, y porque hay otras de más urgencia y necesidad; y con este voto en contra, son aprobadas las propuestas de los señores alcalde y Moro."

El Castellano, 28 de octubre de 1926,


Aparece una referencia sobre el acuerdo del Ayuntamiento de Talavera de la Reina publicado en el diario El Castellano del 23 de diciembre de 1926. La transcripción de la crónica es la siguiente: "Se da cuenta de las dos únicas instancias que se han presentado para la fabricación de azulejos de repetición, con destino a la ermita de la Virgen del Prado; están suscritas una por el señor Henche, que ofrece los azulejos al precio de 35 pesetas metro cuadrado, y otra por el señor Ruiz de Luna, que lo ofrece al mismo precio. La permanente, en vista de la identidad de ofrecimiento, adjudica la mitad de la obra a cada uno de los dos concursantes, ateniéndose éstos en un todo al pliego de condiciones."

Diario El Castellano, 23 de diciembre de 1926.

  Respecto a la participación de la fábrica de cerámica Henche en la restauración del pórtico de entrada de la Ermita del Prado en el año 1926, el propio doctor Henche dejó escrito su trabajo en un documento manuscrito del año 1949. Dice el doctor, que en los estados contables del Ayuntamiento debe figurar una factura "de la azulejería que hay colocada en el pórtico de entrada de la Ermita del Prado".


(Documento del doctor Henche, 1949)
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  Y esta referencia también aparece en el libro de Benito Díaz Díaz "De la Dictadura a la República. La vida diaria en Talavera de la Reina (1923-1936)". Aquí se indica que en 1927 se colocaron en la ermita parte de los mosaicos que habían pertenecido a la suprimida iglesia de San Antón, y aclara en una nota al pie de página que, en el libro de Vaca González, D. y Ruiz de Luna, J. "Historia de la cerámica de Talavera de la Reina y algunos datos sobre la de Puente del Arzobispo", se dice que en 1926 los ceramistas Ruiz de Luna y Francisco (Andrés) Henche habían presentado sendas propuestas en el Ayuntamiento para colocar los azulejos por 35 pesetas el metro cuadrado.

(Detalle del libro de Benito Díaz Díaz)

(Detalle del libro de Benito Díaz Díaz, nota a pie de página) 



(Anuncios publicitarios coincidiendo en la misma página uno de la Casa Henche y otro de Juan Ruiz de Luna, 1928)


En este otro artículo del blog se aporta más información sobre la restauración de los azulejos del pórtico de entrada de la Basílica de N.S. del Prado.


    Respecto a los bancos de la fábrica de cerámica Henche-Montemayor en los jardines del Prado, el diario El Castellano publica el 1 de octubre de 1925 la autorización municipal. La transcripción es la siguiente: "El señor secretario lee una instancia de los señores Henche y Montemayor, en la que la referida razón social solicita permiso para instalar en la avenida central del paseo del Prado (frente al kiosko de la música) un banco monumental de cerámica, y otros seis, en diferentes lugares del mencionado paseo. Por unanimidad es concedido el permiso, acordándose además dar las gracias a los señores Henche y Montemayor por este ofrecimiento, que contribuirá grandemente a embellecer el lugar de esparcimiento más concurrido."

(El Castellano, 1 de octubre de 1925) 

  Después, en el año 1926, el diario El Castellano hace referencia al asunto, según las sesiones y acuerdos tomados en el Ayuntamiento durante el mes de marzo de 1926. La transcripción es la siguiente: "El señor Brea dice que el señor Henche, pide autorización para contratar particularmente con los anunciantes de los bancos de cerámica que gratuitamente va a colocar en el Prado, y se faculta al señor alcalde para que a su vez lo haga al señor Henche en sentido favorable a su petición."

Una semana después, vuelve a discutirse el asunto y vuelven a aprobarlo. El Castellano del 10 de marzo de 1926 relata: "Al tratarse del acuerdo tomado en sesión anterior, autorizando al señor Henche a la colocación de bancos de cerámica en el Prado, vuelve a surgir la discusión, que dura hasta las doce y cinco, para quedar conformes todos en que está bien lo acordado." 

(El Castellano, 3 de marzo de 1926)

(El Castellano, 10 de marzo de 1926)

  También aparece esta referencia en el citado libro de Benito Díaz Díaz, donde se dice que "Una vez terminadas en 1928 las obras de remodelación y acondicionamiento de los jardines, fueron rebautizados con el nombre de Alfonso XIII..." Y en una nota a pie de página dice "La preciosa fuente de las Ranas, en la primera rotonda de los paseos,  fue realizada por Ruiz de Luna, que cobró 3.000 pesetas por este trabajo. También los ceramistas Henche y Montemayor hicieron seis bancos de cerámica para los paseos centrales. Los guardas municipales eran los encargados de entregar los libros guardados en las hornacinas de cerámica a los lectores que los solicitaban."

(Detalle del libro de Benito Díaz Díaz)
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(Detalle del libro de Benito Díaz Díaz, pie de página)
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No hay más noticias sobre los bancos de Henche-Montemayor. Es posible que quedaran destruidos durante la guerra civil o que no llegaran a fabricarse debido a la finalización de la relación comercial entre Henche y Montemayor. 

La mayoría de los bancos que hoy día pueden apreciarse en los Jardines del Prado aparecen firmados por diferentes autores, entre ellos Ruiz de Luna, con fechas posteriores a la guerra civil. Es de suponer que los bancos de Henche-Montemayor tendrían un aspecto similar.

El único banco de la Casa Henche localizado hasta la fecha es el que se encuentra en el interior del edificio de la calle Serrano Jover:




© Septimio Andrés Domínguez.

Ya se encuentran disponibles los libros del doctor Henche:

    

 

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