Francisco Alcántara y la Escuela de Cerámica de Madrid

   


Taller de rueda de la Escuela de Cerámica de Madrid, 1919. 

El renacimiento de la cerámica artística de Talavera de la Reina tuvo su origen en Madrid, cuando los hermanos Machado, Daniel Zuloaga y Francisco Alcántara animaron a Enrique Guijo a trasladarse a Talavera. Allí, Guijo comenzó a decorar piezas cerámicas en el alfar de El Carmen, recreando fielmente la antigua cerámica de los siglos XVI, XVII y XVIII.


Enrique Guijo, al igual que Alcántara, era cordobés, y en 1910 Francisco Alcántara lo convocó para formar parte del claustro de profesores de la recién fundada Escuela de Cerámica de Madrid. Después de la guerra civil, el talaverano Francisco Arroyo, discípulo destacado de Guijo, también se trasladó a Madrid para unirse a su maestro y al hijo de Francisco Alcántara. El círculo quedaba completo.


Así como Francisco Arroyo es conocido como el "Maestro de Ceramistas", la labor de Francisco Alcántara también fue ampliamente reconocida, tanto en la prensa nacional como entre los principales artistas de su época. De hecho, me quedo con el apodo de "Forjador de Artistas" que le otorgó un compañero de la prensa.


Las Provincias, 24 de febrero de 1928.

En este artículo, repasaremos la prensa histórica para explorar la importante labor de Alcántara en la Escuela de Cerámica de Madrid.

  



Revisando el portal del Círculo Cultural Francisco Alcántara, descubrimos que fue natural de Pedro Abad (Córdoba), formado en Bellas Artes en Córdoba, además de estudiar Derecho, Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Entre sus amistades se contaban figuras de renombre como el pintor Julio Romero de Torres, Francisco Giner de los Ríos, el padre de José Ortega y Gasset, así como Galdós, Zuloaga, Azorín y Valle-Inclán.


Alcántara destacó como crítico de arte en los periódicos El Sol y El Imparcial, entre otros, y fue un ferviente defensor del patrimonio cultural. Promocionó a nuevos artistas y llegó a reclamar a la clase política una pensión de jubilación para el gremio. 



Francisco Alcántara Jurado (1854 - 1930)

En sus artículos semanales, era frecuente verlo impulsando el arte y apoyando a sus protagonistas.


El Noticiero Sevillano, 8 de abril de 1896.


En 1911 se fundó la Escuela de Cerámica de Madrid, de la cual Alcántara fue su director. Entre  los profesores se encontraban Daniel Zuloaga, Enrique Guijo y Eudoro Gamoneda; y entre los alumnos se encontraba el talaverano Emilio Niveiro Romo.


El Castellano, 13 de enero de 1911.


Además de liderar el revival de la cerámica talaverana, Alcántara promocionó este tradicional arte a través de concurridas conferencias. En estas charlas, solía estar acompañado por un alfarero del alfar de N.S. del Prado de Talavera de la Reina, quien ejecutaba en vivo una pieza de barro mientras Alcántara explicaba los procesos de la cerámica.


La Correspondencia de España, 8 de julio de 1911.

Su compromiso con Toledo también fue notable, ya que no solo impartió conferencias sobre arte, sino que también reivindicó la conservación del patrimonio artístico toledano a través de sus artículos periodísticos. En 1914, formó parte de la junta organizadora de El Centenario del Greco, donde también se encontraba Platón Páramo.


La Correspondencia de España, 11 de julio de 1911.

En 1917 fue nombrado académico de la Academia de Bellas Artes de Toledo.


Toledo: Revista de Arte, 15 de junio de 1917.


Desde el primer curso inaugural de la Escuela de Cerámica de Madrid, Alcántara organizaba una exposición anual con los trabajos de sus alumnos. En la promoción de 1919 participaron como alumnos los hijos de Alcántara, Fernando y Jacinto, así como Enriqueta, la hija de Enrique Guijo.



Diario de la Marina, 11 de julio de 1919.

La revista La Esfera, en junio de 1919, describía el funcionamiento de la Escuela, en la que los alumnos, de entre 11 a 14 años, se matriculaban gratuitamente, y todos los materiales eran proporcionados por la institución. Había siete talleres: dibujo y pintura, modelado, torno, vaciado, pintura sobre cerámica, ensayos y cocido de hornos, y taller de reproducciones. No había exámenes, grados ni títulos.


El curso académico finalizaba a finales de mayo y, desde entonces hasta septiembre, alumnos y profesores viajaban a localidades pintorescas como Arenas de San Pedro (Ávila), Córdoba, Ágreda (Soria), Estella (Navarra), La Alberca (Salamanca) y Candelario (Salamanca). Allí se alojaban en los hogares de los vecinos, trabajaban al aire libre y disfrutando de la naturaleza. Una vez finalizado el curso estival y antes de regresar a Madrid, los alumnos organizaban una exposición para los vecinos de la localidad, quedando sorprendidos por los trabajos. Durante su estancia estival, Alcántara impartía conferencias de arte, resultando una experiencia muy enriquecedora y dejaba una huella imborrable entre los vecinos, alumnos y profesores.


Cuadro de azulejos del alumno Jacinto Alcántara.
La Esfera, 4 de agosto de 1923.


A partir del año 1920, los alumnos de la recién creada Escuela municipal de Artes y Oficios también se sumaron a los cursos de verano, alcanzando un total de 25 alumnos; darles alojamiento suponía un reto. Las jornadas comenzaban al amanecer, dedicándose a pintar paisajes, monumentos y la vida cotidiana. Decían las crónicas que los mayores no alcanzaban los 19 años y ya eran verdaderos artistas. La prensa de 1924 informaba que 40 alumnos participaron en el curso organizado en La Alberca.

La Esfera, 28 de junio de 1919.

La Esfera, 28 de junio de 1919.
Taller de pintura sobre azulejos.


Las exposiciones organizadas por la Escuela de Cerámica en Madrid, que mostraban las obras realizadas tanto durante el curso escolar como en las estancias veraniegas, eran anunciadas en la primera página de los principales diarios nacionales y fueron visitadas por los reyes. Destacaban las obras de los alumnos de sexto curso.


La Rioja, 9 de julio de 1919.


Entre sus compañeros de profesión, tanto artistas como periodistas, Francisco Alcántara era descrito como una persona bondadosa y generosa. A pesar de contar con una sólida formación académica y tener una red de contactos influyente, prefirió dedicarse plenamente a la cerámica en lugar de ocupar cargos administrativos más altos.


Diario de Córdoba, 16 de diciembre de 1920.


Las ideas del Regeneracionismo se hicieron realidad a través de las exposiciones de la Escuela de Cerámica, viendo los periodistas que el revival no solo ocurría en Talavera de la Reina, sino en los principales centros productores de cerámica artística.


La Correspondencia de España, 23 de junio de 1920.

Tibor del alumno Carlos Moreno.
La Esfera, 4 de agosto de 1923.



Diario de la Marina, 26 de junio de 1923.

Entre sus amigos cercanos se encontraban el doctor Marañón y Daniel Zuloaga. Tras la muerte de este último en 1921, Marañón y Alcántara propusieron en 1924 erigir un busto en honor al ceramista Zuloaga en el jardín de su taller en Segovia.

El Cantábrico, 7 de mayo de 1924.

Busto de Zuloaga elaborado por Barral. Jardín de la escuela Zuloaga de Segovia.
El Adelantado de Segovia, 20 de noviembre de 2022.


Alumnos pintando jarrones.
La Esfera, 19 de julio de 1924.




Diario de la Marina, 1 de diciembre de 1927.


Exposición de la Escuela de Cerámica y de la Escuela Municipal de Artes Industriales.
Salones del Círculo de Bellas Artes.
La Esfera, 10 de julio de 1926.


Su localidad natal le dedicó un sentido homenaje, muy concurrido, nombrándole hijo predilecto, le dedicaron una calle y le entregaron un pergamino artístico.

Diario de Córdoba, 24 de diciembre de 1927.




Alcántara envió los trabajos de sus alumnos a la Exposición de Filadelfia de 1926, obteniendo el Gran Premio de Arte Decorativo. En esta misma exposición, las obras del doctor Henche también fueron premiadas: el repostero del Duque de Alba, el tapete de mesa en tela moaré y el cortinón de tela tisú.

El Pueblo, 27 de enero de 1927.

Pergamino artístico como hijo predilecto de Pedro Abad.
La Voz, 18 de diciembre de 1927.


En 1928 se produjo el relevo en la dirección de la Escuela, siendo ahora director Jacinto Alcántara, hijo de Francisco Alcántara.

El Debate, 22 de marzo de 1928.

El Debate, 24 de marzo de 1928.


La tradición de los cursos de verano continuó bajo la dirección de su hijo, Jacinto Alcántara, quien organizó su primer curso de verano en Sejas de Aliste, un pequeño y recóndito pueblo zamorano sin electricidad, donde el cartero llegaba en burro, caracterizado por la emigración a Portugal y a América. Los vecinos contaban con 20 telares para la elaboración de paño de lana y lienzo de lino, además de la producción agrícola. Las humildes casas y el arroyo que atraviesa el pueblo era el motivo de las obras de los alumnos de la Escuela de Cerámica. Francisco Alcántara también participó, ofreciendo conferencias de arte. Resultó ser una experiencia inolvidable que incluso hoy día se recuerda, mostrando las fotografías en exposiciones y publicaciones.


Heraldo de Zamora, 1 de septiembre de 1928.

Alumnos y profesores en Sejas de Aliste (Zamora).
La Esfera, 22 de noviembre de 1930.


En 1929 Francisco Alcántara contó con un pabellón de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, donde exhibió las obras realizadas por los alumnos de la Escuela de Cerámica a lo largo de sus 18 años de existencia.


Nuevo Día, 26 de febrero de 1929.


Al fallecer, el rey Alfonso XIII envió sus condolencias a la familia, expresando su aprecio y reconociendo su destacada labor pedagógica y artística.
Francisco Alcántara en 1930.

La Voz, 13 de marzo de 1930.

La Escuela quedó completamente destruida durante la guerra civil. Una de las prioridades del nuevo régimen fue refundar la Escuela de Cerámica de Madrid, a finales de 1941. El director de la Escuela seguía siendo Jacinto Alcántara, con 200 alumnos matriculados. 

El Alcázar, 28 de noviembre de 1941.


Después, pasaron muchas más cosas, incluso un suceso relacionado con Jacinto Alcántara, como víctima, pero eso ya es otra historia.




Mis fuentes:
- Círculo Cultural Francisco Alcántara.
- Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica.



© Septimio Andrés Domínguez.


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