La cerámica de la familia Niveiro

  



Escudo de la orden de los Carmelitas Descalzos. 


  



En 1849 se fundó la fábrica de cerámica de la familia Niveiro empleando el amortizado convento de los carmelitas descalzos de Talavera de la Reina, del cual tomarán su escudo como logotipo de sus piezas cerámicas y al que llamaron El Carmen.


A finales del siglo XIX, en Talavera de la Reina solo existían dos alfares: el alfar de El Carmen, de la familia Niveiro, y el alfar de La Menora, de Romualda Martínez. Este último cerró sus puertas en 1905, pero no sin antes formar al joven Julián Montemayor en sus instalaciones. Ambos alfares se dedicaban a la producción de cerámica de uso común.


Tras el cierre de La Menora y con la aparición de nuevos alfares, El Carmen pasó a convertirse en el alfar más antiguo en funcionamiento de Talavera, un logro que la familia Niveiro destacaría con orgullo en su publicidad. Su plantilla, además, contaba con los alfareros que anteriormente habían trabajado en La Menora.


Detalle de ánfora de Niveiro.


Es muy probable que el alfar visitado por Emilia Pardo Bazán entre 1905 y 1908 fuera El Carmen, ya que en sus escritos menciona que, en Talavera, solo quedaba un alfar dedicado a la loza común.


Los Niveiro figuran entre los "ceramistas ilustres" que cita la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO para la fabricación artesanal de la cerámica de Talavera de la Reina, como no podía ser de otro modo. La segunda y tercera generación de esta familia de ceramistas fueron contemporáneos del doctor Henche.



Juan Niveiro Page (1816-1887)
Emilio Niveiro Gil de Rozas (1858 - 1939)
Emilio Niveiro Romo (1895 - 1972)

Alfar de El Carmen, en la Plaza de San Andrés de Talavera de la Reina.
Actual Biblioteca Niveiro Alfar El Carmen.

Cada miembro de la saga Niveiro tuvo que enfrentarse a los retos sociales de su época, adaptándose perfectamente a cada situación. Juan Niveiro Page fundó su alfar con el propósito de crear vasijas o tinajas destinadas a nobles fines domésticos, como el almacenamiento de aceite y vino.  



El Tajo, 13 de enero de 1867.

Tinaja de Niveiro. Segunda mitad del siglo XIX.


Sin embargo, Juan Niveiro no se limitó solo a la creación de vasijas. Su producción también incluía loza de uso común para los hogares, y su deseo de crear arte lo llevó a participar anualmente en las exposiciones de la industria nacional, donde sus jarrones captaban la atención por su belleza. En 1878, formó parte del grupo de industriales que hicieron un regalo a la reina, con motivo de su boda, consistiendo en una jarra de loza. Aunque la prensa no ofreció más detalles, podemos suponer que estaba "primorosamente decorada".



La Correspondencia de España, 9 de enero de 1878.



La Correspondencia de España, 31 de enero de 1878.

Jarrón de Niveiro.


Uno de los mayores desafíos a los que tuvo que enfrentarse Juan Niveiro fueron las nuevas ideas del pensamiento político y económico que se extendían como la pólvora por todo el mundo. Un filósofo alemán hablaba de salario, precio y ganancia, y defendía su teoría del valor-trabajo. En respuesta, Niveiro escribió una extensa carta al periódico La Correspondencia de Valencia, en la que Juan Niveiro se identificaba tanto como obrero como empresario. A continuación, se presenta el artículo completo escrito a sus 67 años de edad.


El Serpis, 1 de agosto de 1883.

Viendo el artículo anterior, se puede ver la relación de Juan Niveiro con la comarca valenciana. También llevó a Talavera pintores de Manises para plasmar su arte sobre el barro talaverano, lo cual era evidente tanto a simple vista como en su publicidad. Esto supuso un gran impulso para la producción cerámica local. Fue el modelo empresarial propuesto por Niveiro. Resultaba difícil distinguir una pieza elaborada en Manises de otra hecha en Talavera, salvo en el bizcocho, como se llama a la pieza sin decorar.


Plato de Niveiro.


La siguiente generación fue Emilio Niveiro Gil de Rozas, que continuó la tradición ceramista de su padre en el alfar familiar de El Carmen, fabricando loza de uso doméstico.


El Criterio, 20 de mayo de 1905.

Emilio Niveiro Gil de Rozas fue el empresario que rechazó a Enrique Guijo. Fiel a sus principios, dueño de su fábrica y de su destino, decidió no involucrarse en las propuestas de Guijo y Platón Páramo. Podría haber sido el dueño y señor del revival de la cerámica artística talaverana, pero decidió como artista, no como empresario: ¿En qué lugar queda el artista si se limita a las reproducciones exactas? La realidad de su decisión quedó plasmada para la posteridad en la siguiente crónica que anuncia el alfar de El Carmen seguida de la nueva fábrica de Platón Páramo y su exposición de piezas antiguas.


La Campana Gorda, 29 de octubre de 1908.

En una publicación de 1920 se indica que Emilio Niveiro Gil de Rozas cedió la dirección de su empresa a su hijo, Emilio Niveiro Romo; lo hizo el año anterior. Será el responsable de plasmar el revival de la cerámica talaverana a sus obras, creando réplicas exactas y compitiendo con el alfar de N.S. del Prado. La prensa destacaba una Virgen del Carmen de tamaño natural. Este artículo también relata la visita de un corresponsal al alfar de El Carmen, quien luego se dirigió al nuevo alfar de Julián Montemayor.


La Libertad, 23 de septiembre de 1920.

Emilio Niveiro Romo fue testigo del paso de Enrique Guijo por el taller familiar. En 1911, partió hacia Madrid para formarse con Guijo en la Escuela de Cerámica de Madrid, creada ese mismo año. Su formación finalizó en 1919 y regresó a Talavera para convencer a su padre para comenzar a fabricar obras como las de Ruiz de Luna. El Carmen tenía tantos trabajadores como N.S. del Prado, y la competencia empresarial comenzó con 11 años de ventaja para Ruiz de Luna.

Gran ánfora de Niveiro.
Expuesta en Antigua Casa Talavera (Madrid)

Emilio Niveiro Romo posando junto al gran ánfora y la Virgen del Carmen.
-- es el mismo ánfora de la fotografía superior --

La prensa elogiaba el trabajo de Emilio Niveiro Romo, quien incluso fue requerido por el Gobierno de Uruguay para formar a una nueva generación de ceramistas en ese país.


La Libertad, 24 de septiembre de 1921.

Diario de la Marina, 1 de mayo de 1922.

La Atalaya, 12 de julio de 1922.

Además, Emilio Niveiro Romo fue concejal del Ayuntamiento de Talavera de la Reina, aunque no hay evidencia de que hubiera impulsado mejoras artísticas destacadas.


El Castellano, 25 de enero de 1924.

Entre los periódicos de la época, llama la atención este anuncio, repetido durante varios meses en el año 1925, donde Emilio Niveiro Gil de Rozas vende 3/5 de la propiedad del alfar de El Carmen, siendo los otros 2/5 propiedad de su hijo Emilio Niveiro Romo. Esto ocurrió el mismo año en que el doctor Henche y Julián Montemayor se unieron. Es posible que Niveiro buscara nuevo capital para El Carmen tras ver la mejora del alfar de San Antonio con el capital aportado por el doctor Henche. En el mundo de la cerámica, el arte y el negocio empresarial debían ir de la mano para asegurar la supervivencia de los alfares.


El Castellano, 4 de julio de 1925.

Como se mencionó al inicio, El Carmen era el alfar más antiguo en funcionamiento en Talavera, un hecho que los Niveiro mostraban con orgullo en su publicidad.


El Castellano, 8 de mayo de 1925.


Jarrón de Niveiro.


En 1925, siguiendo la tradición creada por Ruiz de Luna, Niveiro decoró La Cruz de los Alfareros. Dice el portal de La Salle Talavera que cada año se turnaban en hacerse cargo de esta procesión los alfareros de N.S. del Prado o los de El Carmen. Los empleados de Ruiz de Luna llevaban trajes blancos, salvo los portadores, que eran negros; y los empleados de El Carmen llevaban trajes morados.


El Castellano, 15 de abril de 1925.


Cofradía La Cruz de los Alfareros.
Fotografía procedente del portal La Salle Talavera.

Además, en El Carmen se celebraron diversos actos religiosos, como el descrito en la siguiente crónica:


El Castellano, 11 de septiembre de 1930.


Espectáculos de Madrid, 1 de junio de 1930.


La Libertad, 18 de septiembre de 1930.


El Alcázar, 22 de septiembre de 1940.

La guerra civil trajo consigo muchos cambios: el doctor Henche tuvo que abandonar Talavera, Francisco Arroyo dejó a los Ruiz de Luna y realizó una colaboración con los Niveiro, y Julián Montemayor vendió su alfar a Elidio Sánchez Sosa. Muchos alfares sufrieron graves daños o no pudieron continuar. En 1943 solo quedaban tres en funcionamiento: los de Ruiz de Luna, Niveiro y Saso (Elidio nchez Sosa).



El Alcázar, 13 de marzo de 1943.


Después llegaría la época de las cooperativas, como único medio de supervivencia para los alfareros talaveranos. La siguiente generación de los Niveiro continuó con la tradición familiar, llegando incluso a fundar un nuevo alfar llamado La Menora, en homenaje a aquel alfar de cerámica común que cerró a principios del siglo XX, pero eso ya es otra historia.

Reproducción de ánfora italiana del siglo XIX en las versiones de Artesanía Talaverana, La Purísima, Henche, Niveiro, Ruiz de Luna y Saso.
Fuente: artículo en Facebook de Fernando de la Península.
-- sirva de homenaje final a todos ellos --

Afortunadamente, hoy en día aún se conserva el edificio que albergó primero a los frailes y luego a los alfareros de El Carmen, lo que contrasta con el destino del alfar de N.S. del Prado, que tuvo que ser demolido en 1979. 


Testigo de esta historia, el Museo Ruiz de Luna custodia las primeras obras que realizó Enrique Guijo en el alfar de El Carmen bajo la atenta mirada de un chico de 14 años llamado Emilio Niveiro Romo.


El alfar de El Carmen de los Niveiro finalizó su actividad en 1949, continuando con otras formas societarias, cerrando definitivamente en 1965.





Mis fuentes:
- Archivo Municipal de Toledo.
- Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica.
- González Moreno, Fernando. De la decadencia al revival.
- Niveiro Díaz, Emilio. Noticia de la cerámica toledana.
- Portal La Salle Talavera.
- De la Península, Fernando. Publicación en Facebook.



© Septimio Andrés Domínguez.


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