La situación sanitaria en la
España de Alfonso XIII era penosa, sin organización ni infraestructuras y con
un presupuesto destinado a Sanidad inferior al 0,25% del gasto público. Lo
mismo ocurría con los suministros urbanos de agua y alcantarillado, que no
existían; se oía la voz de “!agua va!”.
Los Ayuntamientos eran los responsables
de la sanidad local y tenían sus Juntas Municipales de Sanidad donde redactaban
los Reglamentos de Higiene. En 1925 se crean los Institutos Provinciales de
Higiene como organismo de vigilancia de los ayuntamientos, pero se limitaron a
realizar campañas de prevención.
Entre los años 1924-1926 la Fundación
Rockefeller envía a Charles A. Bailey a realizar una auditoría de la sanidad
pública española, y concluye que tiene un carácter primitivo y que es un
desastre. Bailey pasó por Talavera, centrando su estudio en la lucha antipalúdica,
indicando que en la provincia de Toledo los principales problemas son la fiebre
tifoidea, el paludismo, la fiebre de malta, el ántrax y una mortalidad infantil
muy elevada.
Calle talaverana de la época, 1912.
Por otro lado, la Gripe Española estaba dispersa por toda Europa hacia el año 2018. Se estima que mató entre 20 y 40 millones de personas en todo el mundo. Se llama así porque Europa estaba en plena Primera Guerra Mundial y no querían dar prensa a una enfermedad que estaba generando un enorme número de bajas. Sin embargo, España no participó en la guerra y aquí los diarios publicaron el número de bajas casi a diario.
Gráfica de mortalidad de la Gripe Española 1918-1919
La imagen de esta situación quedó plasmada en el famoso viaje del Rey Alfonso XIII a la comarca de Las Hurdes en 1922, donde el doctor Marañón quiso mostrarle la realidad de la situación sanitaria.
Alfonso XIII y el doctor Marañón en Las Hurdes
Por último, Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928, aunque su aplicación a la medicina y su producción no llegó hasta los años 40. Esta es la principal causa de una mortalidad infantil muy elevada hasta pasada la Segunda Guerra Mundial.
© Septimio Andrés Domínguez.
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